Con el inicio de los días verdaderamente calurosos (de esos en que incluso en las noches el calor no se aguanta) se anunciaba algo: la llegada en gloria y majestad del verano.
Ayer fue uno de esos días muy calurosos, y yo tenía que hacer una serie de cosas en distintas partes de Santiago. Una de esas fue el tener que ir al terminal a asegurar mi pasaje para poder viajar en Navidad a mi casa en Pichilemu, y ¡que horror de fila me tocó aguantar! Bueno, mientras esperaba poder comprar mi pasaje me entretuve pensando en muchas cosas, como por ejemplo lo estresada que anda la gente en estas fechas por el simple hecho de tener que comprarle regalos a sus seres queridos.
Sinceramente yo no soy de las que compra regalos en tiendas en esta fecha, lo encuentro realmente tonto, ya que por una parte las tiendas se aprovechan de que las personas están desesperadas por comprar y mantienen los precios elevados (y la gente pensando que es un deber hacer regalos en esta fecha no les importa paga por un producto que en un par de semanas estará probablemente en liquidación y a mitad de precio). Y por otro lado, encuentro también un poco irresponsable de parte de algunas personas el tener que endeudarse a veces todo el año para pagar regalos que simplemente están fuera de sus posibilidades económicas.
Particularmente el hecho de haber tenido que alejarme de mi familia hace casi cinco años por motivos de estudio (lo que implicó que los dejara de ver casi todo el año) provocó que comenzara a resignificar estas festividades, por lo cual para mi Navidad ya no lo asocio con andar estresada comprando regalos o gastando dinero como desesperada, si no que ahora Diciembre solo significa una cosa para mi: poder pasar mucho más tiempo con mi familia.
Significa el ayudarle a mi mamá a preparar la cena, significa que tengo que preparar el postre; significa esa extendida sobremesa hasta la madrugada conversando con mis padres y hermanos sobre lo “humano y lo divino”; significa que el 25 mi papá no tenga que trabajar; significa que mas de algún amigo o familiar llega inesperadamente y terminamos en un improvisado paseo donde lo que abunda es la comida, las risas y los gratos recuerdos…
Significa solo momentos buenos…
Posterior a la esta reflexión mientras esperaba en la fila me devolví a mi casa y cuando pase al supermercado a comprar para la once aproveche de comprar algunos ingredientes para hacer galletitas. Así que mientras la luna comenzaba a eclipsarse, anunciándose además la flamante llegada de nuestro querido verano, yo estaba muy entretenida haciendo galletas.
Esta es la receta que ocupe (aunqeu igual variada un poco por mi, ya que utilicé más ingredientes de todos):
Ingredientes
Masa
Margarina 150 g
Azúcar 3/4 taza
Esencia de vainilla 1 cda
Jugo de limón 1/2 cda
Ralladura de 1/2 limón
Huevos 2
Harina 2 tazas
Azúcar 3/4 taza
Esencia de vainilla 1 cda
Jugo de limón 1/2 cda
Ralladura de 1/2 limón
Huevos 2
Harina 2 tazas
Decoración
Glasé (que se prepara con una taza de azúcar flor, mas dos cdtas. de jugo de limón y colorante)
Mostacillas de colores
Preparación:
En un bol colocar la margarina blanda junto con el azúcar y batir hasta lograr una preparación cremosa. Perfumar con la esencia de vainilla, el jugo de limón, y su ralladura. Incorporar las yemas de huevo y por ultimo la harina cernida.
Reservar la masa en la heladera durante 1 hora.
Reservar la masa en la heladera durante 1 hora.
Con un uslero estirar la masa, que no quede muy delgada y cortar con moldes las galletas. Hornear a 180º C durante 12 minutos. Esperar que se enfríen y decorar con el glaseado y las mostacillas.
Y voilá, así quedaron las galletas!!!
Al finalizar la preparación, y en conjunto con el eclipse pensé que este sería un bonito detalle para regalar (si es que se quiere) en esta época.
Espero que les guste, cariños!!!
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